Las deudas heredadas

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Hasta mitad del siglo XVIII, los señoríos ostentaban la titularidad de la mayor parte de las tierras. Como antecedente de los mismos, desde el siglo XIV, están las donaciones de villas y lugares hechas por los reyes a favor de la iglesia y de la nobleza. El señorío define, en el siglo XVI, el territorio segregado de la Corona que abarca el término de una sola villa o el más amplio que conforman la villa y los lugares dependientes de la misma; una vinculación alcanzaba a toda la población que residía en estos términos; unas relaciones de vasallaje que suponen la obligatoriedad de prestaciones económicas y personales de los vasallos con respecto a sus señores, señores eclesiásticos y laicos en los que, para mayor garantía de su dominio, residía el poder de administrar la justicia sobre la población sometida.

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Mapa de Zamora en 1773 (Fuente: Biblioteca Nacional de España)

La provincia de Zamora se dividía en el siglo XVI en cuatro fracciones: las tierras a la derecha del Esla, las tierras a la izquierda del Esla (Tierra del Pan) y las tierras al sur del Duero (Tierra de Sayago al oeste y Tierra del Vino al este). A estas tierras se añadieron después, para conformar la actual provincia de Zamora: por el norte, la provincia de las tierras del Conde de Benavente; al este, de norte a sur, parte de la provincia de León, la Provincia de las tierras del Condestable (correspondientes a la villa y tierra de Villalpando) y la provincia de Toro.

Las tierras a la derecha del Esla (Alba de Aliste, Tábara, Alcañices y Mombuey), 33% de la superficie de la antigua provincia de Zamora, fueron nacidas a señorío secular a partir de donaciones de los Trastámaras. Exceptuada la Tierra de Alba de Aliste, donada por la Reina doña María, en 1439, a favor de don Henrique Henríquez, todas las demás iban incluidas en la donación que, en 1371, hace el rey a su vasallo, Gómez Pérez de Valderrábano. Alcañices y su tierra engloba la villa y 53 términos (en sus límites quedan incluidos dos lugares que figuran en la relación de las tierras del Conde de Benavente: Figueruela y Nuez).

A mediados del siglo XVIII, Alcañices y su Tierra pertenecen al Marqués de Alcañices, a excepción de Fonfría, que pertenece al Arzobispo de Santiago (única Tierra perteneciente al clero) y, por otro lado, Figueruela de Abajo, Nuez y Vega de Nuez, que pertenecen al Conde de Benavente. Estos tres lugares no figuran como Tierra de Zamora, sino relacionados entre los términos del partido de Benavente, provincia de Valladolid. (1)

Las desamortizaciones iniciadas a mediados del siglo XVIII por Godoy y, sobre todo, la de Mendizábal en 1836 y la de Pascual Madoz en 1855 cambiarían sobremanera la distribución de la tierra.

La desamortización de Mendizábal puso a disposición del pueblo la mayor parte de los señoríos de la Iglesia.

La llamada desamortización civil de Madoz tuvo aún más repercusión, pues puso en venta los terrenos comunales de los municipios. Sin embargo, en muchos casos la propiedad no cambió de manos: en el sur de España grandes extensiones de terreno fueron adquiridas por los mismos nobles que detentaban antes su propiedad. En otras zonas, entre las que se incluyen las tierras a las que nos referimos, fueron adquiridas divididas en pequeñas parcelas. Los campesinos pasaron a ser propietarios de unos terrenos que producían poco, pues su tamaño no era suficiente para poder utilizar maquinaria adecuada para explotarlas. Los no propietarios muchas veces tuvieron que arrendar tierras que antes podían cultivar sin pagar, al tratarse de tierras comunales. Hoy se considera la desamortización civil de Madoz como una de las causas principales que obligaron a los agricultores a emigrar a las ciudades o a América.

A esto hay que añadir la falta de productividad de las tierras por la utilización de técnicas de cultivo desfasadas, la dependencia de las cosechas del tiempo atmosférico y la plaga de la filoxera, que atacó a las vides desde principios del siglo XX.

Tierras poco productivas que no daban más que para una economía de subsistencia, sin generar beneficios ni siquiera para pagar las rentas o, en el caso de los pequeños propietarios, las deudas heredadas.


Referencias:

Los señoríos de la Iglesia en la Tierra de Zamora, siglos XVI-XIX. Los procesos desamortizadores de la riqueza señorial. A. Moreno Sebastián. Zamora, 1984.

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